jueves, 22 de enero de 2009

Fragmento de la novela "Benicio"


La materia se desintegra de a poco hasta transformarse en baba. El peculiar asombro de la lava carcomiéndole la sentencia lo ubica en el podio de los acusados. No importan las campanas si total mañana va a estar nublado otra vez. El impermeable colgado de la ventana chorrea apuro, esta sucio como el recuerdo incesante que lo vuelve loco. La mística es ahora una excusa y se funde en la plegaria obscena, recorre con la lengua los escombros de la memoria, son las seis y nadie vino todavía, no controla sus extremidades, publica enredos insoportables pero el tren no para, se menea de un lado al otro cual espástico, la nieve solo se ve en la cima, necesita tocarla hasta transformarla en agua para bebérsela de un solo sorbo, el flujo todavía esta húmedo y pegajoso, se toca el orgasmo en su pierna izquierda, lo chupa añorando la pureza de su madre.
Se esconde mutilado, para poder sentirse redimido aunque sea por un segundo, Juan se tarda, busca una copa para festejar su hazaña. Recoge sus años de a uno para guardarlos en el placard, como si ahora ese cuerpo no fuera el suyo, se acomoda a mirar el final de la película, necesita anestesiarse con la imagen de la muerte para después infligirse latigazos de conciencia que lo derrumben, que le hagan abrirse el pecho para ver si realmente su corazón esta latiendo. No hay reloj que pueda marcar su agonía, van a llegar y el no esta listo, el ritual no va a ser el mismo, y eso lo encanta de una manera privilegiada, la voz…ahora es mas nítida, ella otra vez susurrándole melodías para acunarlo . Se siente algo mal, le duele la memoria , la espalda sangra misericordia, pero siempre que eso pasa vuelve a surgir el deseo, mira la inercia a su lado preguntándose si va a penetrarla, pero el timbre lo devuelve a la realidad.
Se pinta los labios y abre la puerta, al sentirse abrazado deja fluir algo de culpa, su amigo lo arropa , no sabe como actuar, se siente confundido.
-Benicio…- Precipitándose ante cualquier desenlace le empuña un moretón para dejarlo inconciente, se entrega al horror y deja que la desesperación lo arrase antes de hacer lo que le toca, algo parecido al placer le acaricia el hombro.
Mira el pecado, lo alza y desaparece.


Mariana Coronado

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